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Destete

El destete, se debe dar en un ambiente respetuoso tanto para la madre o persona lactante como para el infante o niñe. 

Hoy en día, puede ser incómodo para algunos, ver a un infante de 3 o 5 años lactando. Se ha calado muy hondo en nuestra sociedad ideas de que un bebé debe dejar de lactar al año, que la leche humana luego del año no alimenta o que puede crear traumas emocionales en el infante si la lactancia continúa hasta la edad temprana de la niñez. La antropóloga Kathy Dettwyler, ha publicado investigaciones sobre el destete natural y la duración de la lactancia humana en varias publicaciones. En sus investigaciones descubrió que las recomendaciones que se daban para el destete no tenían como base, evidencia científica alguna y eran más bien recomendaciones de acuerdo a creencias culturales de una región determinada. En sociedades más «avanzadas» la influencia cultural o ideas prejuiciosas para un destete forzado a cierta edad, tiene mayor peso que en otras. En su libro: “Amamantar: perspectivas bioculturales», describe el tiempo en que ocurre un destete natural, es decir, el momento en que ocurre la terminación de la lactancia sin que las creencias culturales influyan en esa decisión. El resultado de sus investigaciones, nos dice que no hay una edad óptima o específica en que debe ocurrir un destete. El destete natural ocurre entre los 2 y 7 años cuando el proceso no recibe intervenciones y es estropeado por las creencias culturales.

El destete, se debe dar en un ambiente respetuoso tanto para la madre o persona lactante como para el infante o niñe. Y contrario a la creencia popular, existen múltiples beneficios en la lactancia prolongada. Según la Academia Española de Pediatría: «No se han constatado riesgos físicos ni psicológicos en niños que toman pecho por encima de los 2-3 años de edad (…) La duración de la lactancia materna también está implicada en un mejor desarrollo emocional y psicosocial del niño. A mayor duración, se ha descrito una menor incidencia de maltrato infantil, una mejor relación con los padres en la adolescencia, una mayor percepción de cuidado y una mejor salud mental en la vida adulta. También se han observado beneficios emocionales en niños adoptados provenientes de un entorno difícil en los que se realizó lactancia inducida.»

La lactancia humana es el modo de relacionarse y sobrevivir del niñe en su entorno desde recién nacido, hasta que eventualmente se desteta. En la medida en que el niñe crece, se adapte y adquiera herramientas para la relación social con su entorno, necesitará menos de la lactancia. Así que la próxima vez que vea a un niñe «grandecito» lactando, no debe sorprenderse porque sigue pegado a la teta, es un niñe en aún en crecimiento y no hay mejor alimento emocional y nutritivo para su desarrollo que la leche humana.

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ASI es una entidad sin fines de lucro que depende de donaciones para poder ayudar a otras personas.

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