El llanto de un bebé recién nacido es su medio de comunicación cuando tiene una necesidad, pero este no es el único. Los bebés tienen otras maneras de comunicarse y avisar cuando tienen hambre. Esperar a que el bebé llore puede complicar el proceso, ya que se agita, se pondrá nervioso y tragara más aire, lo que a su vez puede provocar malestar y/o gases. Es por eso que es necesario identificar las señales tempranas de hambre en el recién nacido, tales como:
- Girar la cabeza hacia un lado, buscando la teta o el pecho, también conocido como el reflejo de rotación o de búsqueda.
- Sacar la lengua o emitir sonidos (chasquidos) con ella.
- Llevarse las manitas a la boca o cara
- Moverse más de lo habitual o hacer sonidos, incluso aunque parezca estar dormido
Mantenerse cerca de bebé, dormir en el mismo cuarto o practicar colecho de manera segura, nos permite identificar rápidamente estas señales tempranas. Cuando llega al llanto, el bebé ya pudiera estar agitado y se nos hará más difícil de tranquilizar para poder alimentar. Por esto es importante tratar de estar alertas a estas señales más tempranas de hambre. Desde que nace y según vaya creciendo, la alimentación seguirá siendo una comunicación entre madre, padre o cudidador y su bebé. Escuchemos y demos de comer cuando quiera y necesite.
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Alimentación Segura Infantil IYCF 