Ojo con el círculo vicioso de la suplementación, tipicamente con fórmula pero también puede ser con la leche donada de otra persona.
Desde la mitad de tu embarazo, empiezas a producir una leche especial que se llama calostro, que cuando tu bebé nace se toma en pequeñas cantidades y con mucha frecuencia. Desde que nace tu placenta, esta leche concentrada empieza a cambiar en color, composición y abundancia a lo que le decimos leche madura, pero puede tardar unos días por lo que al principio solo vamos a ver esas gotas espezas y amarillas/transparentes. Tanto el calostro como la leche madura son leche, que alimentan a tu bebé y en la mayoría de las ocasiones no se necesita nada más. A veces por directrices médicas (bebé hospitalizado, bebé con azúcar baja, bebé con la bilirrubina elevada, bebé que no orina o evacua), sean a base de evidencia o no, se le ordena a suplementar con fórmula. A veces por nuestras propias inseguridades, porque no vemos mucha leche, porque bebé mama con mucha frecuencia, porque un familiar nos cuestiona si la leche es suficiente, porque la enfermera del hospital nos dice que esa leche no llena, porque queremos dormir más de noche y que nuestras parejas «ayuden», o porque queríamos dar de «las dos leches», empezamos a lo que le decimos «suplementar» pero en realidad es sustituir nuestra leche por otra.
Esto es lo que vemos mucho en nuestras prácticas, ya cuando la producción ha mermado y la madre o persona lactante quiere retomar su lactancia full. La persona lactante cree que no produce lo suficiente, le da un poco de pecho o de su leche extraída, pero siente que bebé no se ha llenado, y le da un poco de fórmula en biberón, para que se llene. Recuerda que la fórmula está echa de un animal diferente, con una fisiología diferente, unas proteínas más grandes y difíciles de digerir, y le cae pesado a bebé. El bebé aparenta estar más satisfecho cuando en realidad su digestión está trabajando para procesar esa leche foránea. Aun cuando suplementamos con la leche de otra madre o persona lactante, tendemos a sobrellenar al bebé. Mientras tanto, si no nos estamos extrayendo o estimulando nuestros pechos, el bebé no está comiendo lo que necesita de nuestros propios cuerpos, y el cerebro no recibe la señal de producir la leche que bebé necesita. Esto, en turno, ocasiona que en realidad NO produzcamos suficiente leche y que sea necesario suplementar (sustituir).
¿Qué se puede hacer? Primero, dale tu propia leche solamente, cada vez que sea necesario. Segundo, suplementa al pecho cuando esté medicamente indicado, idealmente con tu propia leche extraída si esta está disponible. Y tercero, extráete leche en cada ocasión que le des otra leche a tu bebé.
En ASI tenemos suplementadores al pecho para necesidades especiales, portavoces y CASICAs capacitadas en el manejo de la lactancia, la leche humana y la fórmula. grupos de apoyo y clínicas en lactancia, y acceso a consultoras certificadas IBCLC, para ayudarte salir del círculo y seguir un camino nuevo. En tu comunidad, de tú a tú, y libre de costo.
¿Quieres ayuda con tu lactancia o alimentación de tu bebé? Llama a nuestra línea tibia al +1(787) 501-0274 o escribe un mensaje privado a una de nuestras redes sociales.
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